Nos remontamos a la niñez.

Cuando un niñ@, se siente diferente a sus compañer@s de colegio, a los amigos del barrio. Se siente más grande, más alt@, más gord@, con gafas, etc….. Se siente discriminad@, rechazad@, no admitid@ en el grupo de amig@s.

Ese niñ@ no sabe qué hacer para sentirse igual. En el colegio es rebelde e incluso tiene castigos, es recriminad@ y no tiene ningún apoyo. En casa no se dan cuenta de lo que pasa, entienden que es tímid@, introvertid@, no se relaciona, etc….

Nadie empatiza con ese niñ@, y él se siente sol@ y sin saber a quién acudir. Se siente triste, insegur@, deprimid@, sin salida.

Ante esta situación, encuentra refugio en la comida, bollería, chucherías, todo aquello que le da placer, le gusta y le da felicidad “momentánea”.

 Se engancha a estos sabores, a ese tipo de “productos”.

Cuando le sucede algo, cuando se siente mal, triste, enfadado, frustrado, etc… el cuerpo, la mente, le pide su dosis de “sabores ricos y agradables”

Van pasando los años, y no se da cuenta del daño que se está haciendo. Culpa a tod@s de su situación, aunque no lo expresa, sigue callando. Siente que no se quiere, no se gusta, y un día se mira al espejo (algo que no hacía) y no se reconoce, no le gusta lo que ve y se deprime aún más.

Ese niñ@ ya es adulto, ha pasado sus días en piloto automático, se ha dejado llevar.

 Sigue enganchado a las chuches, a la comida “basura”.

Alguien le dice que tiene que hacer algo, que tiene que cambiar, que tiene que enfrentarse a sus miedos, a sus frustraciones.

Tiene que enfrentarse a “Él mismo”

Ha tomado consciencia de que así va mal. Tiene sobrepeso, no tiene calidad de vida, no se quiere, es insegur@, y sabe que si él no quiere, nadie le puede ayudar.

Hace un cambio en su vida, hace ejercicio físico, cambia de alimentación, hace un cambio de mentalidad y todo va bien. Baja peso, tiene una vida saludable, se quiere, se siente seguro, pero…….un día dice dice “Me apetece……” un bollo de nata, palomitas, patatas fritas, un bocadillo, gominolas, etc…..

¿Por qué me apetece comer eso?  Se pregunta

No te apetece, tú te estás creando esa necesidad.

 La mente echa de menos esos momentos de placer, de bienestar cuando todo iba mal, pero estaba en su zona de confort. Son muchos años así, y el subconsciente le quiere jugar una mala pasada, y la vocecita, su diálogo interno le dice “me apetece…”

Ahora le da comida sana, sin grasas de mala calidad, sin dulces, sin alcohol. Le está dando “alimentos”. Ha cambiado sus hábitos de vida, incluso hace ejercicio físico y ha tomado conciencia de su situación y se ha puesto acción.

El cambio está en crear buenos hábitos y repetirlos.

 Cambiar se puede, no tienes que dejarte influir por la vocecita que te dice “me apetece……no sé qué…..pero me apetece.

 ¿Os sentís identificad@s con este relato?

 Seguro que hay personas que SI

Hay muchas personas que sus frustraciones, inseguridades etc… las amortiguan con comida, y no comida sana, creando unos malos hábitos, pudiendo entrar en tristeza, ansiedad incluso depresión.

Toma acción. Nunca es tarde para cambiar. Déjate ayudar. Te damos herramientas y te enseñamos a utilizarlas.

SI TU QUIERES PUEDES CAMBIAR

Relato basado en hechos reales y propia experiencia.