Os voy a contar una historia real de un amigo mío “Jon”

Jon, un chico que con 20 años tenía casi todo. Sí, casi todo, porque él mismo decía, tengo trabajo (cocinero en un restaurante familiar, coche no, cochazo, familia bien avenida, amigos, dinero,….pero me falta algo y no sé qué, pero hay algo que no me deja ser feliz y me crea ansiedad.

Un día Jon se sintió mal, no se sujetaba de la parte izqd del cuerpo, se caía. Acudió al hospital y le diagnosticaron un tumor cerebral. No se lo podía creer, no había operación y le daban un par de meses de vida. Pidió opinión en otro hospital, diagnóstico exacto, pero le podían operar y un año de vida. Jon se agarró a esta segunda opinión y se operó.

Una vez recuperado, su vida cambió, ya no quería acumular  cosas materiales, sino disfrutar de las que tenía. A partir de esos día, Jon fue la persona más feliz que conocí. Se dio cuenta que lo tuvo todo pero que no le sirvió de nada. Lo primero que hizo le regaló su coche a un amigo que necesitaba y no tenía fácil comprarlo, a otro amigo le dio dinero para saldar un préstamo, cuando podía seguía ayudando en el restaurante,….Ahora sí era feliz, hacía lo que le gustaba, se sentía bien con él, aún sabiendo que le quedaba poco tiempo de vida era optimista y daba gracias por cada día que amanecía y él se despertaba y estaba bien. No conseguían entenderlo, pero Jon ya no necesitaba nada, tenía los días contados, le sobraba todo lo material, lo único que quería era ayudar a su familia y amigos y morir tranquilo.

Jon vivió cinco años y el día que se dio cuenta que ya se acababa, porque volvió a fallar la parte izq del cuerpo, reunió a la familia y amigos para darles las gracias a tod@s porque le habían ayudado a ser feliz y para despedirse. También les hizo prometer que no llorasen, que celebrasen una fiesta de despedida porque había vivido feliz y se moría feliz.

*No es mas feliz el que más tiene, sino el que sabe disfrutar de lo que tiene y no necesita más*